Una señal silenciosa que no debe ignorar
Una dilatación silenciosa. Sin síntomas. Pero con riesgos potenciales muy serios si no se detecta a tiempo.
¿Le han dicho que tiene un aneurisma de aorta torácica? ¿Está pensando en retomar el deporte o empezar a entrenar más intensamente?
No ignore un hallazgo casual. Es posible que su aorta necesite control y su corazón, una valoración especializada.
El Dr. José María Gimeno puede ayudarle a entender qué implica su diagnóstico y cómo proteger su salud.
Tranquilidad
No más dudas ni miedos. Le explicamos cada paso con claridad para que entienda su estado de salud.
Prevención
El mejor tratamiento es el que evita el problema. Controlamos sus factores de riesgo para proteger su corazón.
Cercanía
Un médico que le escucha, responde a sus dudas y le acompaña en cada paso. Su bienestar es la prioridad.
Tecnología
Ecocardiogramas, Holter, electrocardiogramas… Equipos de última generación para diagnósticos precisos.
En la mayoría de los casos, el aneurisma de aorta torácica no presenta síntomas. Se detecta de forma casual durante pruebas de imagen realizadas por otros motivos.
Sin embargo, cuando aparecen molestias, suelen ser señal de complicaciones.
Los síntomas más comunes incluyen:
Dolor torácico persistente o súbito.
Sensación de opresión en el pecho o la espalda alta.
Dificultad para respirar (en casos con afectación cardíaca asociada).
Si ha recibido un diagnóstico de este tipo, es fundamental realizar un seguimiento especializado que permita valorar tanto el tamaño de la dilatación como la función de la válvula aórtica, ya que en muchos casos se asocia a válvula aórtica bicúspide.
El diagnóstico se basa en pruebas de imagen que permiten medir con precisión la aorta y valorar si existe afectación de otras estructuras cardíacas:
Ecocardiografía transtorácica: Valoración inicial de la raíz aórtica y función valvular.
Angio-RM (Resonancia magnética): Alta precisión sin radiación; ideal para seguimiento.
Angio-TC (Tomografía Computerizada): Muy útil en pacientes que no pueden hacerse RM.
La aorta es la principal arteria del cuerpo. Cuando se dilata más de lo normal, su pared se vuelve más frágil y aumenta el riesgo de complicaciones graves:
Disección aórtica: Ruptura parcial de la pared de la aorta. Puede ser potencialmente mortal.
Rotura aórtica: Emergencia vital. Puede causar un shock hemorrágico fulminante.
Insuficiencia aórtica: Si afecta a la válvula, puede deteriorar el funcionamiento del corazón.
Una revisión adecuada permite adelantarse a estas complicaciones y decidir el mejor momento para intervenir si fuera necesario.
El tratamiento varía según el tamaño del aneurisma, los síntomas y su evolución. Generalmente incluye:
Cambio en el estilo de vida:
Es fundamental controlar la presión arterial. También se debe evitar el ejercicio isométrico o de fuerza (pesas, crossfit, etc.), ya que eleva la presión que soporta la aorta.
Fármacos:
Se emplean principalmente dos grupos de medicamentos para reducir la presión sobre la aorta:
• Betabloqueantes
• ARA-II (Antagonistas del receptor de angiotensina II)
Cirugía (cuando está indicada):
Requiere la sustitución del segmento aórtico dilatado por un injerto. En ocasiones se emplea un tubo valvulado (procedimiento de Bentall) si la válvula también está afectada.
TEVAR (Reparación endovascular torácica):
Técnica mínimamente invasiva realizada por cirujanos cardiovasculares. Permite colocar una prótesis dentro de la aorta sin necesidad de cirugía abierta.
En la mayoría de los casos, el aneurisma de aorta torácica no presenta síntomas. Se detecta de forma casual durante pruebas de imagen realizadas por otros motivos.
Sin embargo, cuando aparecen molestias, suelen ser señal de complicaciones.
Los síntomas más comunes incluyen:
Dolor torácico persistente o súbito.
Sensación de opresión en el pecho o la espalda alta.
Dificultad para respirar (en casos con afectación cardíaca asociada).
Si ha recibido un diagnóstico de este tipo, es fundamental realizar un seguimiento especializado que permita valorar tanto el tamaño de la dilatación como la función de la válvula aórtica, ya que en muchos casos se asocia a válvula aórtica bicúspide.
El diagnóstico se basa en pruebas de imagen que permiten medir con precisión la aorta y valorar si existe afectación de otras estructuras cardíacas:
Ecocardiografía transtorácica: Valoración inicial de la raíz aórtica y función valvular.
Angio-RM (Resonancia magnética): Alta precisión sin radiación; ideal para seguimiento.
Angio-TC (Tomografía Computerizada): Muy útil en pacientes que no pueden hacerse RM.
La aorta es la principal arteria del cuerpo. Cuando se dilata más de lo normal, su pared se vuelve más frágil y aumenta el riesgo de complicaciones graves:
Disección aórtica: Ruptura parcial de la pared de la aorta. Puede ser potencialmente mortal.
Rotura aórtica: Emergencia vital. Puede causar un shock hemorrágico fulminante.
Insuficiencia aórtica: Si afecta a la válvula, puede deteriorar el funcionamiento del corazón.
Una revisión adecuada permite adelantarse a estas complicaciones y decidir el mejor momento para intervenir si fuera necesario.
El tratamiento varía según el tamaño del aneurisma, los síntomas y su evolución. Generalmente incluye:
Cambio en el estilo de vida:
Es fundamental controlar la presión arterial. También se debe evitar el ejercicio isométrico o de fuerza (pesas, crossfit, etc.), ya que eleva la presión que soporta la aorta.
Fármacos:
Se emplean principalmente dos grupos de medicamentos para reducir la presión sobre la aorta:
• Betabloqueantes
• ARA-II (Antagonistas del receptor de angiotensina II)
Cirugía (cuando está indicada):
Requiere la sustitución del segmento aórtico dilatado por un injerto. En ocasiones se emplea un tubo valvulado (procedimiento de Bentall) si la válvula también está afectada.
TEVAR (Reparación endovascular torácica):
Técnica mínimamente invasiva realizada por cirujanos cardiovasculares. Permite colocar una prótesis dentro de la aorta sin necesidad de cirugía abierta.
No. Aunque ambos son dilataciones de la aorta, tienen comportamientos clínicos diferentes. En esta consulta solo se realiza seguimiento de aneurismas torácicos.
Sí, pero con limitaciones. Es importante evitar esfuerzos intensos y deportes de fuerza. El control médico debe indicar qué tipo de ejercicio es seguro en su caso.
Dependerá del tamaño del aneurisma. En general, el seguimiento puede ser anual o semestral según el riesgo de progresión.
Es una situación frecuente. En ese caso, el seguimiento debe contemplar tanto la aorta como la función de la válvula.
Si tiene diagnóstico de aneurisma o antecedentes familiares, es esencial una revisión antes de iniciar cualquier actividad deportiva, especialmente si va a realizar ejercicio intenso o competitivo.
Servicio de cardiólogo privado
El Dr. José María Gimeno, médico cardiólogo en Badajoz, combina experiencia, tecnología avanzada y un trato cercano para cuidar de su corazón con precisión y humanidad. Porque detrás de cada latido, hay una historia que merece ser protegida.
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